Los paradigmas económicos y sociales occidentales están sucumbiendo y la humanidad está en búsqueda de nuevos valores y sistemas económicos sostenibles. El cambio climático, la falta de recursos naturales, la polución medioambiental, la sobrepoblación y las hambrunas han situado a la raza humana al borde del colapso. Son tiempos difíciles para el llamado 'primer mundo', con una ciris económica que ya dura 6 años, donde las generaciones más jóvenes son la que sufren con más severidad el impacto del desempleo y falta de oportunidades. Pero hay algo que se está moviendo en zonas rurales, una nueva generación de jóvenes entre veinte y treinta años están mirando a la crisis directamente a los ojos, con creatividad, agrupándose en cooperativas y echando una mirada atras a lo que sí funcionaba y se perdió durante el 'viaje a la modernidad', rescatando valores éticos con economías sociales y cuestionando lo qué hemos asumido como dogma en nuestra cultura y tradición que nos han llevado a la situación actual. Gente con valores éticos, sensibilidad por la economía social, medio ambiente y la salud, que no piensan tan sólo en su propio beneficio sino en el de la comunidad. Este es un proyecto en curso, de larga duración en el que trato de mostrar qué está sucediendo mediante algunos personajes involucrados en esta lenta recolucion, con miles de activistas en el mundo y que sigue ganando adeptos constantemente.
El panadero
Es una noche fría en Valls, una pequeña ciudad en la provincia catalana de Tarragona, Pere, al que todos conocen por 'Pipirimosca' está arrastrado un último saco de espelta (una antigua especie de trigo que el utiliza para hacer el pan) hacia el obrador, en unas 7 horas habrá cocido 60 humeantes barras de pan de espelta ecológico. Este cereal está en desuso desde hace unos 50 años, a cambio de otra especie más productiva de la que se sacan más granos de trigo por espiga pero que por otra parte provoca más intolerancia a los celíacos. Pipirimosca cuece su pan dos veces por semana en su masía familiar, donde también vive y da alojamiento a unos cuantos WWOFERS (una red internacional de voluntariado agrícola) que a cambio le ayudan en su obrador y huerto permacultural. Pipirimosca petence a una asociación llamada "Gent del Camp" (Gente del Campo) de la que son socios la mayoria de los productores ecológicos de la zona. Gent del Camp actúa como promotora y consultora para sus asociados al mismo tiempo que realizan una labor de banco de semillas.
El Pastor
Mirando ladera abajo vemos Sant Boi del Llobregat, una ciudad del area metropolitana de Barcelona. El ruido de de los cencerros nos conduce a Edu Balsells, un antiguo trabajador social que ha estado tratando con rebaños desde hace medio lustro. Edu tiene 33 años y empezó como aprendiz de pastores veteranos, aprendiendo un viejo oficio que ya no atrae a las generacines más jóvenes. Junto a su pareja comparte una antigua casa en un pueblecito a unos 150km, aunque por los últimos tres años, desde que el ayuntamiento de Sant Boi le contrató junto a su rebaño para limpiar el sotobosque y así prevenir los incendios en verano, ha estado viviendo en Sant Boi ocho meses de cada 12. Las cabras hacen un trabajo muy efectivo además de ser beneficiosas para el medio ambiente por sus bajas emisiones de CO2. Esta actividad también supone la conservación de un oficio tradicional de manera sostenible, ya que no depende de ninguna subvención, es una situación en la que todas las partes ganan. De su rebaño sólo sale carne ecológica dado que no se usan ni suplementos alimenticios ni antibióticos.
El autor mantiene los derechos sobre su obra.
Contactar el autor aquí
Visitar su página web: www.enriccatala.com