Cerrando una casa

Maricarmen de 44 años y su esposo Juan de 60 años tenían empleos estables durante la crianza de sus dos hijas.  Al agudizarse la crisis económica en España, los dos perdieron sus respectivos trabajos y su casa, al no poder afrontar los pagos de la hipoteca.  Sin embargo, su espiral descendente no terminó ahí . En un país con un número muy limitado de albergues para indigentes, se vieron obligados a impugnar la ley y tomar una decisión que nunca habían imaginado hace unos pocos meses: unirse a otras familias y ocupar un edificio de apartamentos vacíos.
  Este reportaje fotográfico abarca los seis meses que le tomaron a Maricarmen y Juan para hacer la transición de una familia de clase media a convertirse en unos ocupantes ilegales, una alternativa que cada vez un mayor número de personas en España se ven obligados a tomar.  
En este camino han sido ayudados por asociaciones de voluntarios que han surgido para apoyar a las familias como ellos, ayudándoles con la logística de la mudanza así como preparándolos con conocimientos sobre cómo hacer frente a las autoridades con el fin de permanecer en su casa ocupada.
  Estos ocupantes ilegales provienen de diferentes orígenes y ahora están unidos en su determinación por mantenerse a flote a pesar de sus desgracias económicas. Y su cruzada es capturada en un lema simple" Ni casas sin gente, ni gente sin casas".