Crónicas del Crisógeno: Cuando las constructoras dominaban la tierra

Cartel ajado de entrada a la urbanización Terra Marina, en Finestrat, (Alacant). La costa alicantina fue en la pasada década uno de los lugares paradigmáticos del boom de la construcción.
Vista de construcciones paralizadas en la urbanización Terra Marina, en Finestrat. La burbuja inmobiliaria en el estado español tuvo su apogeo entre el 2000 y 2007.
Edificios que han quedado a medio construir, en la urbanización El Mirador de Polop, (Alacant). Desde 2008, numerosas promotoras urbanísticas han quebrado, muchas con deudas que no han sido capaces de asumir.
Piso en venta por la ya extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). La caída del mercado imobiliario y las deudas contraídas por constructoras han arrastrado a la quiebra a numerosas Cajas de Ahorros en el estado español. Urbanización en Sella (Alacant).
Planta baja comercial sin completar en la carretera de La Nucia (Alacant)
Una planta rodadora pasa por las desérticas calles de una urbanización en Sant Joan d’Alacant.
Centro de atención sanitaria en la urbanización Nou Espai, en La Nucia (Alacant). En pleno apogeo urbanístico, los ayuntamientos concedieron servicios como centros sanitarios, escuelas o centros sociales a muchas urbanizaciones hoy semi-desiertas.
Señales de STOP en una nueva urbanización en Polop de la Marina (Alacant)
Viejos carteles de promoción de urbanizaciones de lujo en la Sierra de Altea (Alacant).
Una mujer pasea bajo las estructuras de cemento de edificios que han quedado a medio construir. Urbanización Convent de les Monges, La Nucia (Alacant).
Grupo de edificios sin completar en la urbanización La Alberca, La Nucia, (Alacant). La brusca bajada de los precios y la demanda hace que ni constructoras ni bancos estén interesados en completar las urbanizaciones que han quedado a medias.
La hierba crece salvaje sobre una instalación eléctrica no utilizada, en Benidorm (Alacant). El término municipal de Benidorm cuenta con numerosas calles que fueron asfaltadas con instalación eléctrica, para proyectos de urbanización que finalmente han quedado paralizados.
Antigua oficina de una promotora urbanística, hoy abandonada.
Una figura se aleja caminando en las calles asfaltadas de un proyecto de urbanización paralizado. Finestrat (Alacant)
Interior de un edificio a medio construir.
Entrada a una finca que ha sido abandonada a medio construir.
Bloques de viviendas a medio construir. Los expertos estiman que la salida de la crisis no se producirá hasta que los bancos puedan proporcionar a todos los edificios heredados tras la quiebra de las constructoras.
Grupo de buzones de correo en una urbanización semidespoblada.
Vista de casas vacías en la Sierra de Altea (Alacant). La sobreproducción de viviendas por encima de la demanda real es uno de los factores que ha llevado a un colapso urbano al mercado inmobiliario español.
Escena nocturna en una urbanización inacabada.

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Según las crónicas, el mercado inmobiliario español atravesó a principios del pasado siglo XXI un periodo creciente de efervescencia económica como pocos se habían conocido anteriormente. Los historiadores suelen referirse a éste periodo como el Bonánzico. La tierra era poseída y explotada por formas de vida hoy ya extintas; principalmente, reinaba la especie sinápsida conocida como promotora urbanística. Las promotoras se caracterizaban por acaparar el máximo territorio posible en propiedad, aplicando a otras especies una constante subida de precios si querían establecerse en él.  

A mediados del año 2007, no obstante, se produjo el cese abrupto de esta forma de dominación. La gran extinción, el final de una era… ¿Qué causó esta masiva extinción que marca el final del periodo Bonánzico y el comienzo del Crisógeno? Los científicos y otros expertos historiadores todavía no han encontrado una respuesta, ni mucho menos se han definido responsabilidades al respecto. Pudiera incluso llegar a creerse que la burbuja inmobiliaria eclosionó debido a factores externos tan incontrolables como la explosión de una supernova, o un periodo de gran actividad volcánica. En cualquier caso, las formas de vida más comunes hasta entonces comenzaron a extinguirse. Primero fueron las promotoras, a principios del Crisógeno. Con ellas desaparecieron los grandes saurios que habían dominado el territorio durante el periodo Bonánzico: grúas, excavadoras, camiones, bulldozer… y todas las materias primas de la construcción. Más tarde cayeron las Cajas de Ahorros… Todo se volvió yermo, abandonado, desértico a medida que estas especies iban despareciendo de la faz de la tierra.

El panorama resultante en la España del Crisógeno nos transporta, por tanto, a una era post-apocalíptica. Aún se pueden observar, sobre el terreno, numerosos fósiles de los otrora flamantes nuevos edificios. Éstos, que solían agruparse en grandes manadas llamadas urbanizaciones, fueron también sorprendidos por la explosión de la burbuja, y yacen ahora inertes. Cadáveres de cemento, de gigantescos esqueletos.  No obstante, puesto hoy en perspectiva, la valoración de la mayoría de expertos respecto al final del Bonánzico en el s.XXI es positiva. El Crisógeno y los periodos posteriores, como ha sucedido históricamente tras las grandes extinciones de especies dominantes, fueron claves para que los mamíferos se diversificaran rápidamente y evolucionaran como especie.

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2014
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