A finales de junio de 2011, fallecía mi abuelo paterno, el último de una saga de mineros. Su vida, y la de otros muchos, representa la historia de una comarca, una arquitectura de emociones y signos. Hasta los años 60 del siglo XX, las cuencas de hulla y antracita fueron la principal fuente de recursos del norte palentino. La actividad minera no sólo empleó a miles de trabajadores, tambíen definió el aspecto y carácter de sus pueblos y sus gentes Este trabajo, explora las vidas de los ocho últimos empleados en el pozo San Isidro y María, en Velilla del Río Carrión y sus últimos días en el Pozo. Las imágenes de estos hombres (El polaco, Borja, José Luis, El abuelu, Luis, Rufino, Hoyos y Barullo) constituyen las señas de identidad de una comarca, una voz que reclama la celebración de la memoria colectiva.
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