Frontera Sur

Ceuta, España. 2 de abril, 2012. En la imagen se ve la valla que separa España y Marruecos en el borde occidental situado en Benzú. La zona está muy vigilada por la Guardia Civil española y reforzada con sistemas tecnológicos punteros of spotlight, sensores de ruido y movimiento y cámaras, todo conectado a una cabina de control central. Los inmigrantes deben nadar desde la costa marroquí hasta la española, tratando de no ahogarse e intentando escapar de las persecuciones de las Fuerzas Armadas de ambos países. Según algunas historias relatadas por personas que han logrado llegar a Ceuta, cuando finalmente logran cruzar al lado español, permanecen en el mar y no salen del agua hasta que no aparecen la Cruz Roja o la prensa. Si esto no sucede, saben que la Guardia Civil les expulsará de nuevo a Marruecos, por la pequeña puerta situada en la valla.
Ceuta, España. 3 de marzo, 2012. Zacharia, guineano de 28 años, mira un partido de fútbol entre dos equipos de migrantes subsaharianos en el Barrio el Sardinero.
Ceuta, España. 30 de marzo, 2012. Un grupo de personas, la mayoría migrantes subsaharianos, caminan a través de un terreno abandonado en el Barrio el Sardinero.
Ceuta, España. 30 de marzo, 2012. Un grupo de personas, la mayoría de ellos migrantes subsaharianos, descansan después de haber jugado la semifinal de la “Copa Amistad”, un torneo de futbol organizado por la ONG Elìn.
Ceuta, España. 7 de abril, 2012. Un grupo de migrantes de Costa de Ivory rezan durante las celebraciones de Pascua (o Semana Santa) en las oficinas centrales de Elìn, una ONG local.
Ceuta, España. 31 de marzo, 2012. Wilson, del Camerún, representa una danza tradicional africana en las oficinas del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes).
Ceuta, España. 6 de abril, 2012. Armel, del Camerún, camina por un terreno abandonado durante la procesión de Pascua (o Semana Santa).
Ceuta, España. 4 de abril, 2012. Mohamed Fulmate, 19 años, del Chad, espera a un lado de la calle cerca de un supermercado durante su ‘jornada laboral’ de aparcacoches (“day job” of parking cars). Este es el trabajo más habitual al que aspiran los migrantes llegados a Ceuta. Hay varios spots en la ciudad, algunos mejores que otros. Los migrantes que trabajan tienen una rigurosa lista “first-come, first-served” de las mejores áreas de aparcamiento de la ciudad. En las mejores zonas una persona puede ganar unos 10€ diarios, una o dos veces a la semana. Ese día, Mohamed había ganado menos de 2€. Debido a la lluvia, decía.
Ceuta, España. 6 de abril, 2012. Zacharia, guineano de 28 años, corre por un terreno abandonado en el Barrio el Sardinero.
Ceuta, España. 10 de abril, 2012. Migrantes que permanecen en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI ) enfilan hacia el comedor a la hora de la cena. Las comidas marcan el ritmo del día. El desayuno a las 9 horas, la comida a las 13 horas y la cena a las 21 horas. Cada día lo mismo.
Ceuta, España. 10 de abril, 2012. Dos huéspedes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) matan las horas junto a la valla.
Ceuta, España. 2 de abril, 2012. La libreta de Zacharia, guineano de 28 años. Zacharia es analfabeto y está aprendiendo a escribir y leer en español.
Ceuta, España. 10 de abril, 2012. Espera en el comedor a la hora de la comida.
Ceuta, España. 10 de abril, 2012. Oración en grupo en el patio del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). La mayoría de huéspedes son musulmanes.
Ceuta, España. 10 de abril, 2012. Un huésped del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) descansa en un banco dentro del patio principal.
Melilla, España. 9 de noviembre, 2012. Pedro Guerra, major captain de la Guardia Civil, vigila la costa desde una de las torres vigía construida a lo largo de la frontera entre España y Marruecos.
Nador, Marruecos. 11 de noviembre, 2012. En los bosques y montes que rodean Nador, grupos de migrantes sobreviven y esperan el momento justo para cruzar ilegalmente la frontera que separa Marruecos y Melilla. La policía y el ejército marroquí les acosan constantemente y a menudo, durante la noche, irrumpen en los campamentos con la intención de deportarlos a Argelia. En esta foto, personas del Senegal y Guinea Conakry caminan entre los árboles cerca de la frontera hispano-marroquí.
Melilla, España. 9 de noviembre, 2012. Un vehículo de la Guardia Civil patrulla en la frontera entre España y Marruecos.
Nador, Marruecos. 11 de noviembre, 2012. En los bosques y montes que rodean Nador, grupos de migrantes sobreviven y esperan el momento justo para cruzar ilegalmente la frontera que separa Marruecos y Melilla. La policía y el ejército marroquí les acosan constantemente y a menudo, durante la noche, irrumpen en los campamentos con la intención de deportarlos a Argelia. En la foto, un hombre proveniente Malí acostado en una cueva que le sirve de cobijo.
Nador, Marruecos. 11 de noviembre, 2012. En los bosques y montes que rodean Nador, grupos de migrantes sobreviven y esperan el momento justo para cruzar ilegalmente la frontera que separa Marruecos y Melilla. La policía y el ejército marroquí les acosan constantemente y a menudo, durante la noche, irrumpen en los campamentos con la intención de deportarlos a Argelia. En la foto, un hombre proveniente de Malí bebe té hecho con hojas de los árboles.
Nador, Marruecos. 26 de abril, 2013. Un inmigrante de Guinea reza cerca de un campamento improvisado, en el monte Gurugu.
Nador, Marruecos. 26 de abril, 2013. Un inmigrante de Guinea yace herido en un campamento improvisado en el monte Gurugu. Muchos de ellos cuentan que son continuamente golpeados y heridos por la policía marroquí.
Nador, Marruecos. 26 de abril, 2013. Ollas y platos en el suelo del improvisado campamento construido en el monte Gurugu por los migrantes del oeste africano.
Nador, Marruecos. 11 de noviembre, 2012. En los bosques y montes que rodean Nador, grupos de migrantes sobreviven y esperan el momento justo para cruzar ilegalmente la frontera que separa Marruecos y Melilla. La policía y el ejército marroquí les acosan constantemente y a menudo, durante la noche, irrumpen en los campamentos con la intención de deportarlos a Argelia. En esta foto, inmigrantes del Senegal y Guinea Conakry reunidos en el campamento provisional construido en el monte Gurugu.
Melilla, España. 29 de abril, 2013. Un grafiti en una pared exterior del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
Melilla, España. 29 de abril, 2013. Jóvenes inmigrantes de una región desconocida del África occidental reunidos bajo un puente cerca del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
Melilla, España. 11 de noviembre, 2012. Vista de la valla fronteriza que separa Marruecos y España.

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Durante los dos últimos años, he comprometido mi fotografía al tema de la migración en el borde más meridional de Europa. Empecé a trazar el camino que muchos migrantes habían recorrido para llegar a Ceuta y Melilla, dos ciudades españolas situadas en la zona costera del norte de África y rodeadas por Marruecos. Debido a su particular situación geográfica, ambas ciudades se han convertido, con el paso de los años, en lugar de escala para miles de migrantes africanos que intentan llegar a suelo europeo.
«Estaba muy asustado. Tuve muchas dificultades dentro del agua. Llegó un momento en el que era incapaz de moverme. Oré a Dios. Dije: ‘Dios, por favor, ayúdame, ¡estoy muriendo!’». Cheng Celestene, es un joven camerunés de 19 años de edad. Supervivientes. Héroes de una Odisea contemporánea que no terminará en escrita en ningún libro si nadie se atreve a contarla. Historias de superación, coraje y valentía. El coraje de abandonar todo, mirar atrás y no ver nada.
Como fotógrafo y narrador (storyteller), siento especial atracción por aquellas historias en las que los seres humanos luchan en condiciones extremas intentando cambiar su destino. A menudo nos sentimos fascinados por los héroes y aventuras que vemos en las películas y no nos damos cuenta que estos mismos héroes están más cerca nuestro de los que pensamos. En Ceuta conocí a Sani, un chico de 20 años del Chad. Tuvo que escapar cuando la milicia rebelde invadió su pueblo y desde entonces ha estado en permanente viaje. Pasó varios meses en Níger, otros en Camerún y en el gran desierto. Ahora está atrapado en el limbo ceutí: no puede volver atrás y tampoco puede llegar a Europa.
Viajé por el borde fronterizo de Melilla. En los bosques y montañas que rodean Nador, la primera ciudad marroquí tras seis metros de valla que separa los dos países, grupos de inmigrantes subsaharianos  sobreviven y aguardan el mejor momento para cruzar ilegalmente esta última barrera. La policía y el ejército marroquí les acosan constantemente y a menudo, durante la noche, irrumpen en los campamentos con la intención de deportarlos a Argelia. Nunca he visto gente tan asustada y a la vez tan determinada en cambiar su vida.
También fotografié a las instituciones que desempeñan un papel fundamental en la supuesta protección de la integridad (o estabilidad, mejor?) del perímetro europeo. En Melilla patrullé la valla fronteriza junto a la Guardia Civil española y pasé dos días en un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), un lugar bastante conflictivo y que ha sido fotografiado en contadas ocasiones.

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De 2011 hasta 2013
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