La calle

Nunca imaginaron los afines al franquista Manuel Fraga Iribarne al oirle sentenciar “¡La calle es mía!” que en estos últimos dos años España sería testigo de las movilizaciones más cuantiosas que se recuerdan en su corta democracia. Movilizaciones ciudadanas contrarias a las políticas de los diferentes partidos y especialmente del Partido Popular (PP), ahora en el gobierno. La calle - y todo lo que pasa en ella - es una buena herramienta si se busca saber qué momento emocional viven los ciudadanos que la pisan, siendo así la más gráfica expresión del estado de ánimo de la población. En una época en la que parece que el uso de la palabra revolución supera la comprensión de su significado, el enfado, el miedo, la alegría o la esperanza de las individualidades se muestra con frecuencia de forma colectiva en el espacio público. Un espacio público que siempre les deberá pertenecer. El siguiente trabajo refleja el proceso anímico vivido en Barcelona desde que el esperanzador movimiento 15-M se retiró de las plazas. Lucha, represión, esperanza y pesimismo se han ido sucediendo en la ciudad durante los últimos dos años sin que el proceso haya encontrado una conclusión.