A lo largo de kilómetros de costa, el vacío se apodera de calles, de parques acuáticos, de apartamentos, de complejos hoteleros y hasta de verdaderas ciudades. Décadas de desarrollo urbanístico desenfrenado en los Països Catalans, en nombre de la industria del turismo, han cambiado dramáticamente nuestros parajes y paisajes hasta convertirlos en un continuo de asfalto, piscinas y palmeras premeditadas. En verano, paseos marítimos, bares, terrazas, hoteles y apartamentos llenos de un ir y venir de bañadores y toallas, coches y bicicletas, paellas y cervezas. El resto del año, la mayor parte del año. Nada. Vacío. Persianas bajadas. Cerrado por (no) vacaciones. Temporada Baja.
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